Ronald Herberman, del Instituto del Cáncer de la universidad de Pittsburgh, dijo que los usuarios no deberían esperar estudios definitivos sobre este riesgo y que actúen ahora. Los niños sólo deberían usar celulares en casos de emergencia, mientras que los adultos deben evitar colocarse el teléfono junto a la cabeza y deben recurrir al uso de altavoces o auriculares.
Herberman dijo que su alerta se sustenta en hallazgos que todavía no son publicados y admitió que hay creciente literatura que vincula el empleo sostenido de celulares a efectos adversos, el cáncer incluido.
Los más vulnerables son los niños pues su cerebro todavía está en desarrollo y debe ser protegido. En el caso de niños menores de ocho años se recomienda la prohibición total del uso del teléfono celular.
En tanto, algunos fabricantes aducen que sus modelos son mucho mejores que los anteriores. No obstante, el mecanismo es el mismo, las ondas electromagnéticas llegan hasta el cerebro y lo dañan. Los estudios han determinado que los tumores se presentan en el lado del cerebro que corresponde al lado que el usuario coloca el celular.
Tan evidente ha sido por años el efecto en el cerebro, que las imágenes mostraban un calentamiento de un área del cerebro cercana al lugar donde se usa el aparato celular.
Pero no se trata de sólo cáncer al cerebro. En Israel se ha determinado una incidencia de cáncer a las glándulas salivales relacionadas con el uso de celulares.
Al parecer, es el amplio estudio desarrollado en Francia y dado a conocer este año por 20 oncólogos, que es demasiado evidente, el que ha obligado a los Estados Unidos a no seguir negando este riesgo.
Pero no se trata de sólo franceses, pues en Europa hace años que se alerta sobre el riesgo de desarrollar cáncer y los celulares, lo que deja en entredicho a los oncólogos estadounidenses, que hasta ahora no habían sido capaces de lanzar corporativamente una alerta.
Herberman dijo que su alerta se sustenta en hallazgos que todavía no son publicados y admitió que hay creciente literatura que vincula el empleo sostenido de celulares a efectos adversos, el cáncer incluido.
Los más vulnerables son los niños pues su cerebro todavía está en desarrollo y debe ser protegido. En el caso de niños menores de ocho años se recomienda la prohibición total del uso del teléfono celular.
En tanto, algunos fabricantes aducen que sus modelos son mucho mejores que los anteriores. No obstante, el mecanismo es el mismo, las ondas electromagnéticas llegan hasta el cerebro y lo dañan. Los estudios han determinado que los tumores se presentan en el lado del cerebro que corresponde al lado que el usuario coloca el celular.
Tan evidente ha sido por años el efecto en el cerebro, que las imágenes mostraban un calentamiento de un área del cerebro cercana al lugar donde se usa el aparato celular.
Pero no se trata de sólo cáncer al cerebro. En Israel se ha determinado una incidencia de cáncer a las glándulas salivales relacionadas con el uso de celulares.
Al parecer, es el amplio estudio desarrollado en Francia y dado a conocer este año por 20 oncólogos, que es demasiado evidente, el que ha obligado a los Estados Unidos a no seguir negando este riesgo.
Pero no se trata de sólo franceses, pues en Europa hace años que se alerta sobre el riesgo de desarrollar cáncer y los celulares, lo que deja en entredicho a los oncólogos estadounidenses, que hasta ahora no habían sido capaces de lanzar corporativamente una alerta.
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